Manuel Oña Ladrero (Oña, 1912):

“... en la lucha final”

manuel oņa

Manuel Oña empezó a trabajar a los catorce años en la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo, a destajo, en una vía que, como él mismo dice, nació muerta porque nunca llegó a ver el mar Cantábrico.
Después se colocó en la industria resinera, de la que cuenta el proceso que se llevaba a cabo en las fábricas de Oña para obtener el aguarrás a partir de la resina que se extraía de los pinos de la zona.
Durante la Guerra Civil, Manuel fue republicano en un pueblo que cayó en la zona nacional. Cuenta que la República no cambió nada en el pueblo, que siguió dominado por los jesuitas instalados en el antiguo convento benedictino hasta que fueron expulsados. Manolo, como le llaman sus amigos, fue encarcelado por sus ideas de izquierda y relata los entresijos de la guerra y las repercusiones en la villa.
La llegada de la democracia le recompensó de las penurias vividas y, aunque no olvida las injusticias, no guarda rencor. “Yo tengo un yerno capitán de la Guardia Civil”, dice entre risas y recordando que su padre se agarraba desconsolado al coche en marcha que lo llevaba al penal de Burgos tras ser detenido durante la guerra.