Proteo Liviano, ‘Tito’: El personaje de Oña más importante de la
literatura española
Eduardo Rojo Díez (2008)
Uno de los grandes escritores de nuestra literatura, Benito Pérez Galdós (1843-1920), tuvo la deferencia de convertir a uno de sus personajes protagonistas en natural de Oña. Se trata de Proteo Liviano Zurbano, ‘Tito’, un periodista, amigo del autor, que es el encargado de narrar en primera persona la trama de Amadeo I, uno de los reconocidos Episodios Nacionales del novelista canario, en concreto el número 43, perteneciente a la última e incompleta serie, escrita entre 1907 y 1912.
El contexto histórico de un reinado efímero
Estos Episodios Nacionales son una especie de novelas históricas contemporáneas que narran acontecimientos del siglo XIX. En nuestro caso se abordan las circunstancias del reinado de Amadeo I de Saboya, que reinó en España entre 1871 y 1873, sacudido por las conspiraciones de republicanos y borbónicos. Tras ser destronada Isabel II por la revolución de 1868, la Constitución liberal del año siguiente, que reconocía el sufragio universal, estableció en España la monarquía constitucional. Se buscó para rey a un candidato demócrata y católico. El escogido fue el italiano Amadeo, de la casa de Saboya, que se convirtió en el primer monarca español elegido por un Parlamento. Su reinado fue efímero debido a las rivalidades entre los progresistas que le auparon al poder, al asesinato de Prim, al levantamiento de los carlistas, los problemas en Cuba y la agitación promovida por la Internacional socialista. El rey proclamó en las Cortes que los españoles eran ingobernables, abdicó y se marchó a su país. Ese mismo día, el 11 de febrero de 1873, se proclamó la I República.
Proteo Liviano, hijo literario del Realismo
Galdós fue el máximo representante del Realismo español. Este movimiento literario se caracterizó por su vocación de explicar y describir con mucho detalle la realidad circundante. Los Episodios Nacionales fusionan los acontecimientos políticos e históricos, como los que hemos relatado, con el ambiente social de la época. La trama narrativa se completa con las peripecias particulares de los personajes de ficción, con las aventuras amorosas, laborales y políticas de nuestro Tito. Esta exigencia del realismo de explicarlo todo, para entender mejor el conjunto, nos permite saber que el periodista en cuestión nació en Oña, de donde era también su madre, Pascuala Zurbano y Calomarde. No sabemos la razón por la que Galdós hace que el periodista sea oniense, ni si se ha inspirado en un personaje real, pero su minuciosidad llega al extremo de que su hermana se llama Tigridia [Trigidia, escribe Galdós], como la hija de Sancho García, fundador del monasterio de Oña.
Proteo Liviano tiene problemas de salud, debido a la ajetreada vida que lleva en Madrid, y decide emprender un viaje en tren a sus raíces:
“Declaro que me rejuvenecí y me fortifiqué con sólo pisar el suelo de aquella villa guardadora de mis dulces recuerdos. El convento de benedictinos con su iglesia y su claustro y frondosas huertas, que conservaban aún a mi parecer la huella de mis zapatitos agujereados a poco de estrenarlos, renovaron en mi espíritu las alegrías de la niñez. Con placer indecible me recreaba en las verdes orillas del río y en los embalses de cristalinas aguas que los frailes tenían para sus recreos de natación y pesca...”.
Pero la vida en Madrid había transformado la personalidad de Tito de una forma irreversible y la sociedad rural le asfixia:
“La menguada población me divertía menos. En el tiempo que yo faltaba de allí, aumentado había el rebaño de curas; la beatería del vecindario era ya un estado epidémico... Para mí, pasar de Madrid a Oña era como saltar de un planeta a otro. Mi padre, que con tanto desprecio y horror hablaba de las ‘miasmas’ de Madrid, no se daba cuenta del aire espeso de fanatismo que allí respirábamos”.
Tito refleja el anticlericalismo de Galdós
En este último párrafo observamos que Tito rezuma un anticlericalismo que es uno de los rasgos que acompañó durante toda su vida a Benito Pérez Galdós, hijo de un militar y nieto de un inquisidor. Galdós fue cambiando ideológicamente: primero se le puede definir como liberal radical, después como republicano burgués y al final se acercó al socialismo (en 1909 presidió junto a Pablo Iglesias la Conjunción Republicano-Socialista). Pero la aversión al clero de Galdós permaneció intacta: el famoso drama anticlerical de Galdós, Electra (1901), fue criticado incluso por el citado fundador del PSOE, que consideraba que lo esencial para España era la cuestión económica, no la religiosa.
En definitiva, leer Amadeo I es interesante para conocer la historia de España, la narrativa de Galdós y también para alimentar nuestro pequeño corazón de onienses. Alianza Editorial ha reeditado en 2007, en libro de bolsillo, este número 43 de los Episodios Nacionales protagonizado por Proteo Liviano, que es una mezcla de héroe, pícaro y quijote. A quienes les haya gustado Amadeo I pueden seguir las aventuras del insigne y menudo periodista de Oña en los tres últimos Episodios escritos por Galdós: La primera República, De Cartago a Sagunto y Cánovas. Por cierto, en el titulado Vergara, Galdós menciona también a Oña, pero esta vez sin entrar en ningún detalle.