Valentina e Isabel Plaza (Oña, 1914 y 1920):

La difícil vida de las hijas de un pastor

valentina e isabel plaza

Valentina e Isabel tuvieron otros once hermanos, pero sólo conocieron a uno de ellos. Los demás se murieron al poco de nacer. “Se morían muchos niños entonces, no ves que había mucha necesidad. Los enterraban antes de entrar en la iglesia, en un sitio que llamaban el Limbo. Mi hermano Bene estaba todo el día tocando el campanillo”.
Las hermanas Plaza apenas fueron a la escuela porque tenían que ayudar en casa. Su madre murió cuando ellas eran pequeñas y quedaron encargadas de llevar a su padre la comida al monte, ya que era pastor. A cambio eran recibidas con cuajadas recién hechas. También tenían que ir a por cargas de leña, que traían con burro o al hombro.
Valentina se casó con un músico de la banda de Oña y cuando estalló la guerra lo alistaron. Murió en la Batalla del Ebro y lo enterraron en el Valle de los Caídos, aunque nunca fue a ver donde estaba enterrado su marido. Se quedó viuda y con tres hijos pequeños. “La guerra nos mató”.
Su hermana Isabel se empleó en el Hospital Militar, sirviendo en el comedor de oficiales, y ayudó a mantener a la familia. Después se ganó la vida trabajando en las casas de las familias más pudientes del pueblo, lavando y planchando la ropa de los veraneantes que llegaban a la Fonda... y se las apañó para ahorrar dinero y pagar los estudios de sus hijos. Recuerda como su marido traía el trigo escondido entre la paja para que no se lo quitaran los guardias. Lo molía y hacía el pan en la cocina baja, recubriendo una palangana colocada boca abajo con brasas y ceniza.