Felicia Fernández Crespo (Pesquera de Ebro, 1904):

La eternidad está en la cera

felicia fernandez

Con 19 años Felicia se casó en su localidad natal con el cerero del pueblo. La cera que fabricaban durante la semana la transportaban en diez caballerías hasta la estación de ferrocarril más cercana, para distribuir el producto en las principales ciudades españolas. Cuando el tren llegó a Oña, a partir de 1929, decidieron venirse para evitar el paseo dominical a Quintanilla de Escalada. De los cerones de las colmenas que compraban por los pueblos, ya sin miel, sacaban la sustancia para encerar la madera. También vendían velas, en una época en la que todavía se usaban las teas para alumbrarse. Pero con la guerra dejó de venir del extranjero la parafina para mezclar con la cera y el negocio quebró.
Justo antes de que empezara la guerra confeccionó unas camisas azules, con unas insignias, para unos jóvenes del pueblo. Fue a entregar las camisas falangistas el 18 de julio de 1936, pero los interesados se habían escondido en el desván de su casa porque los nacionales estaban reclutando a los soldados para enviarlos al frente.

Felicia se lamenta de no haber tenido hijos y recuerda que su abuela, con catorce, estaba bien contenta. Concluye que si lo llega a saber no se casa.