Circuito de Petralata. Sierra de Oña (15 kms)

A la tercera fue la vencida. Esta marcha fue suspendida las dos temporadas anteriores debido al mal tiempo. El 29 de marzo de 2014 no es que hiciera muy bueno, pero al final no llovió y pudimos hacer un recorrido atractivo y complicado.

Acometimos el ascenso hasta los restos del castillo de Petralata desde Quintanaélez (la quintana de Félez o de Félix). Atravesamos Soto de Bureba, con una iglesia-fortaleza con una destacada portada románica.

Subiendo hacia Petralata, con Pan Perdido al fondo

La ruta transcurre íntegramente por el Parque Natural de los Montes Obarenes, por una zona con las figuras de protección ZEPA (zona de especial protección para las aves) y LIC (lugar de interés comunitario). Se pueden alimoches,  águila real, chova piquirroja o buitres leonados (los más fáciles de avistar para los que no somos entendidos), además de otra fauna típica de la zona. El recorrido, salvo el desvío que hicimos desde el portillo de Soto hasta los restos del castillo de Petralata (una pequeña pared de piedra, un aljibe excavado en roca), coincidió con el que ha marcado recientemente el proyecto TRINO (Turismo Rural Interior y Ornitológico), que ha establecido cerca de un centenar de rutas por Castilla y León (www.birdwatchinginspain.com). En esa página puedes ver el perfil de la ruta.

En la cima de Petralata 1

En la cima de Petralata 2

El castillo lo vimos sin mucho detenimiento porque las condiciones meteorológicas no eran buenas. Está a 1.208 metros de altura y el viento soplaba con fuerza en la cumbre. Los más atrevidos del grupo se encaramaron en el lugar donde estuvo la torre principal y se arremolinaron como un rebaño en una majada rocosa. Se puede ver más información sobre esta fortaleza medieval en esta misma web (Petralata.pdf)

Desandar el camino hasta el portillo fue dificultoso, pero entretenido con la nieve. A continuación, ascendimos hasta la cumbre de Pan Perdido, donde almorzamos al resguardo del viento, que soplaba fuerte del sur.

En la cumbre de Pan Perdido, con la Mesa de Oņa y Cuchillos al fondo, con algo de nieve

Hicimos sin problemas la cordada hasta el hayedo donde comienza la cresta rocosa de Peña Ventano, donde había bastante nieve y casi nadie se libró de las caídas, ya que el piso está muy inclinado. Es un paso incómodo, pero es la única forma de atravesar la zona para hacer una ruta circular.

Llegamos ya al terreno despejado, donde se tiran en parapente y donde han puesto un buzón con el nombre de pico Ventanas, aunque en realidad está más atrás, en el agujero de Peña Ventano, que se ve perfectamente desde la Bureba.

Por la cumbre pelada caminos unos cientos de metros hasta alcanzar el buzo del alto de Navas, donde comienza el portillo para bajar a ese pueblo de la Bureba.

Foto de Grupo en el Alto de Navas

En el Portillo de Navas nace un agradable sendero, en una pequeña depresión de la cara sur de la sierra, que comienza en una zona de terreno sin árboles y acaba en un encinar. En esa primera parte nos encontramos de nuevo con la sorpresa de la nieve acumulada en la oquedad. El nevero tapa el dibujo de la senda, pero el terreno era fácil y nos hizo sentir como chiquillos en una estación de esquí. Hasta el perro levantó el rabo.

Bajando el portillo de Navas, haciendo un slalom

En 2012, la primera vez que programamos esta marcha (y no pudimos hacer por la lluvia), estaba prevista la visita a las iglesias de Soto y Navas. En esta ocasión no nos detuvimos porque hace dos años no subimos al monte, pero el párroco de Quintanaélez, Esteban Munguía, sí que nos enseñó los templos románicos. De Navas a Quintanaélez tomamos un rectilíneo camino de parcelaria, aunque podíamos haber pasado por  las Peñas de San Juan. Para la primera marcha de primavera ya teníamos bastante y fuimos por el camino más corto y llano.

Iglesia de Soto de Bureba, con una magnífica portada románica