La fauna salvaje en Oña y su entorno

Reportaje fotográfico de Rafael Ventosa Fernández y Franciso Ruiz Santamaría

rafael ventosa

Buena parte del municipio de Oña se encuentra enclavado dentro del Parque Natural de los Montes Obarenes, un territorio que está a caballo entre los ecosistemas de signo atlántico y mediterráneo, una particularidad que le proporciona un valor añadido desde el punto de vista de la fauna y la vegetación (bosques poco alterados). Se trata de un espacio natural en el que conviven, por tanto, diferentes hábitats, a los que se asocian diversas especies animales, aunque muchas de ellas amplían su medio vital a varios biotopos. La reciente declaración de Parque Natural hace suponer que va a permitir se mantenga esta rica variedad de especies existente en los Obarenes e incluso se optimice alguna de sus poblaciones. En este artículo digital haremos una descripción únicamente de los más representativos.

Los roquedos calcáreos de los desfiladeros: el reino del águila perdicera

Es en los riscos y roquedos donde crían y habitan las especies que más nos llaman la atención, quizás debido a su gran tamaño y a la facilidad de observación. Las colonias de buitres leonados (Gyps fulvus) son numerosas a lo largo de los desfiladeros del río Oca y río Ebro y no faltan en los bordes de la Sierra, donde se pueden observar en sus vuelos aprovechando las corrientes térmicas para su desplazamiento en busca de un alimento casi siempre escaso e impredecible. Sin embargo, su elevada carga alar les permite recorrer largas distancias por lo que su área de campeo es muy amplia. A finales de febrero o principios de marzo llega otro de nuestros buitres ibéricos para iniciar sus vuelos de celo y comenzar su periodo de cría, es el alimoche (Neophron percnopterus), especie en la que se ha detectado un ligero descenso de sus efectivos y que comparte los farallones con especies tan interesantes como el acrobático vencejo real (Apus melba), o el roquero solitario (Monticola solitarius).

Pequeñas colonias de chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus), y grajillas (Corvus monedula) se distribuyen junto con las más numerosas y escandalosas de chovas piquirrojas (Pyrrocorax pyrrocorax) por los cantiles de la Sierra y cortados fluviales, en los que al atardecer se puede oír el penetrante y enigmático reclamo del búho real (Bubo bubo hispanus), que a finales de otoño y en los meses invernales (época de celo) se hace más persistente. Es durante el invierno cuando se puede observar al pequeño treparriscos (Tichodroma muraria), mariposeando en las paredes de los cantiles del Parque Natural en busca de insectos y arañas, que encuentra en las pequeñas fisuras de las rocas.

Pero posiblemente lo más destacado sea la presencia de rapaces rupícolas como el águila real (Aquila chrysaetos), la más grande y poderosa de las águilas ibéricas; el halcón peregrino (Falco peregrinus brookei) y la especie emblemática del Parque, el águila perdicera (Hieraaetus Fasciatus), en peligro de extinción (en la actualidad solamente queda una pareja de las 5 que sobrevolaban el territorio de los Montes Obarenes - Sierra de Oña, en la década de los años 70) y que, gracias a diferentes proyectos que ha puesto en marcha la Junta de Castilla y León (Programa LIFE de conservación del águila perdicera y el Plan de conservación), se pretende corregir esta tendencia negativa y optimizar su población.

Los animales de las riberas del Oca y el Ebro

Si las rapaces dominan las alturas desde los cortados que encañonan el Oca y el Ebro cuando discurren por el borde del Parque Natural de los Obarenes, otras aves prefieren los sotos y arboledas de las orillas de los ríos, que aparecen cubiertas de choperas (Populus sp.), alisos (Alnus glutinosa) y fresnos (Fraxinus excelsior), junto con mimbreras o sauces (Salix sp.). Es el caso del mirlo acuático (Cinclus cinclus), exhibiendo su pecho blanco en su típico balanceo cuando está posado en las piedras de las corrientes o en sus rápidos vuelos sobre el curso del río; la solitaria lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), que busca las aguas limpias y rápidas; el martín pescador (Alcedo atthis), posado en su percha esperando algún pececillo que capturar con su largo pico; las colonias de avión zapador (Riparia riparia) -que pone sus nidos en los taludes del río, al igual que el martín pescador- o la garza real (Ardea cinerea), cuyo vuelo se ha hecho habitual por encima del casco urbano de Oña desde hace unos pocos años.

Además de estas especies que están más ligadas al medio acuático, completan esta comunidad especies tan llamativas como la oropéndola (Oriolus oriolus) y un gran número de pequeños pajarillos que nos acompañan con sus cantos: chochín (Troglodytes troglodytes), mosquiteros, currucas, páridos (carboneros, herrerillos). En ocasiones se puede oír el tamborileo de alguna especie de pico que golpea los troncos secos de los árboles.

Dentro del hábitat de ribera destaca la nutria (Lutra lutra), lustrosa y juguetona, que cuenta con una población saneada y se puede observar también con asiduidad remontando el Oca hasta el caserío oniense. No ocurre lo mismo con otro mamífero carnívoro, el visón europeo (Mustela lutreola), con una población mínima en la zona y declarado en peligro de extinción y, de la misma forma que con el águila perdicera, la Junta de Castilla y León está trabajando en diversos proyectos con el fin de mejorar la situación de este mustélido.

En las aguas del Ebro y el Oca nadan también truchas, barbos, loínas... y recorre el lecho del río el cangrejo señal (Pacifastacus Leniusculus), una especie importada de California que se ha aclimatado bien a este ecosistema fluvial.

Aves y mamíferos en los bosques de Oña

La mayor parte de los bosques de Oña y del Parque Natural de los Montes Obarenes están bien conservados, encontrándose buenas manchas de hayas en las caras norte de las laderas, los pinos (pynaster, sylvestris y laricio) ocupan una buena parte de la Sierra, y las encinas-carrascas (Quercus rotundifolia) dominan las laderas sur y las zonas bajas. Robles (Quercus pyrenaica) y hayas (Fagus sylvatica) se entremezclan con avellanos (Corylus avellana), arces (Acer sp.) y fresnos (Fraxinus excelsior) en algunos fondos de valle, ofreciendo unas condiciones de vida muy favorables a la comunidad de animales Éste es el hábitat preferido por los jabalíes (Sus scrofa) y los corzos (Capreolus capreolus), ambos muy abundantes en los últimos años y que suelen bajar a alimentarse en los bordes del monte y en las zonas más abiertas de huertas y cultivos. Están también la esbelta jineta (Genetta genetta) y la ardilla común (Sciurus vulgaris), que delata su presencia por el rastro que deja en el suelo con las piñas utilizadas como alimento.

Hay un mamífero que es un visitante ocasional en esta área: el lobo (Canis lupus signatus), capaz de recorrer largas distancias en una sola noche, aunque gusta de las zonas despejadas de la Sierra, se refugia durante el día en lugares que le ofrezcan mayor protección. Es, sin duda, la especie más perseguida de nuestra fauna, en muchas ocasiones sin justificación alguna. El lobo todavía es combatido para proteger las cabañas ganaderas de la zona, aunque en la mayoría de los casos estos daños son ocasionados por perros asilvestrados.

La garduña (Martes foina), que da buena cuenta -con su babero blanco- de ratones y topos, cría a veces en los pajares de los pequeños pueblos de la zona, y la lechuza común (Tyto alba), que suele criar en edificios abandonados y también en roca, son especies que suelen abandonar la espesura del bosque para acercarse a las habitaciones humanas.

Estos bosques son sobrevolados también por el águila culebrera (Circaetus gallicus), que se alimenta casi exclusivamente de reptiles, principalmente culebras, caza también serpientes venenosas, entre ellas la víbora hocicuda (Vipera latastei); el bello azor (Accipiter gentilis), que además es el gran cazador; el búho chico (Asio otus), que habita en los pinares de la Maza, cercanos a la Sierra de Oña; el cárabo (Strix aluco) o por el esquivo arrendajo común (Garrulus glandarius). La paloma torcaz (Columba palumbus) es abatida desde los puestos de caza situados en la vertiente noreste de la Sierra de Oña, encima de Penches, en la época de caza cuando llegan del norte de Europa con los movimientos migratorios . El piquituerto común (Loxia curvirostra) prefiere los pinares de pino silvestre y está localizado un núcleo en la Sierra de Oña. El cuco (Cuculus canorus), parásito y esquivo, es difícil de ver pero no de oír en los bosques que preceden a las zonas altas de la Sierra, que son las preferidas, en cambio, por el gavilán (Accipiter nisus), donde cría y caza pequeños pájaros,

La periferia de los Obarenes: la fauna de las zonas cerealistas

En el límite con Oña y, en general, en los bordes del Parque natural, se extienden las zonas cerealistas de la Bureba y el Valle de Tobalina (en menor medida), que propician la expansión de especies distintas de las que hemos visto hasta ahora.

Hay rapaces nocturnas, como el mochuelo (Athene noctua), ave solitaria y camaleónica. Podemos ver planear al aguilucho cenizo (Circus pygargus), que busca sus presas cerca del suelo. Especies esteparias, como la perdiz común (Alectoris rufa), tienen aquí su territorio permanente, que alcanza hasta las laderas del espacio natural. Entre las aves destaca también la presencia de las aláudidas, tanto alondras (Alauda arvensis) -de melodioso canto- como cogujadas (Galerida cristata). La abubilla (Upupa epops) y la codorniz (Coturnix coturnix) llegan en primavera, crían y, las que sobreviven a la caza y las cosechadoras, emigran. También nos visita por esta época el alcaudón común (Lanius senator), al que podemos ver apostado en lo alto de los arbustos.

Escribanos (Emberiza sp.), bisbitas (Anthus sp.), tarabilla común (Saxicola torquata) y las urracas (Pica pica), ave con una gran adaptabilidad a la presencia humana, son otros de los pájaros que se pueden avistar en este hábitat, que ha sido el más transformado por el hombre implantando en muchos casos el monocultivo y la eliminación de cobertura vegetal, lo que conlleva una reducción importante de variedad de especies. El milano real (Milvus milvus) es una migratoria invernante, que en gran número nos visita todos los años dejándonos hacia finales de febrero, cuando los milanos negros (Milvus migrans) llegan de África para iniciar su periodo de cría, ubicando sus nidos mayoritariamente en los sotos de los ríos.

Entre los mamíferos destaca la presencia del zorro (Vulpes vulpes), con el que no es difícil toparse, sobre todo si se pone delante de los focos del coche cuando cruzamos una carretera de la Bureba. Es omnívoro y se adapta perfectamente a distintos hábitats en los que busca comida

La liebre (Lepus capensis), igual que la perdiz, ha experimentado un descenso debido a la intensificación de productos fitosanitarios de los cultivos, la concentración parcelaria, la roturación indiscriminada de laderas y manchas de matorral y la presión cinegética.

Casi todas estas especies animales de la zona cerealista ocupan espacios de transición y participan también del hábitat boscoso o semiboscoso de los montes Obarenes que limita con las áreas de cultivo. Se trata de un territorio degradado por la acción del hombre como ecosistema faunístico, lo que está provocando la extinción de algunas especies o la adaptación de otras a los hábitats colindantes.

Rafael Ventosa Fernández, naturalista